El apego parental es el principal vínculo emocional y afectivo en los niños. La figura de apego se convierte en la base de seguridad que contribuye a un desarrollo adecuado. Cuando el ser humano sabe que tiene personas dignas de confianza y piensa que puede acudir a ellas en caso de peligro, desarrolla mejor sus capacidades. En los primeros años de vida existe una gran necesidad de esta base segura, siendo fundamental para el desarrollo posterior (Viguer, Gómez, y Cantero, 2014). El apego responde a una de las principales necesidades humanas; el sentirse protegido y saber que se cuenta con al menos una persona incondicional, disponible y efectiva que puede satisfacer las necesidades emocionales y de cuidados más básicos (Ortiz et al., 2014). El apego saludable es la capacidad del niño para relacionarse efectivamente con otras personas, confiar en sí mismo y en los demás, así como regular sus emociones ante la separación parental (Castro, 2020).
Fortalecer el vínculo de apego con tus hijos permitirá que ellos desarrollen un apego saludable lo que les ayuda a vincularse afectivamente y poner límites adecuados con otras personas, además les ayudará a dar y recibir amor de forma equilibrada. A continuación, te comparto algunas recomendaciones para este propósito:
Valida las emociones de tu hijo. Esto consiste en evitar menospreciar lo que tu hijo siente, decirles a los niños que no pueden o no deben sentirse enojados, con miedo, tristes o desesperados contribuye a que desarrollen falta de regulación emocional y propicia una baja autoestima. Es necesario enseñarles que es válido sentir emociones pero que esto no justifica lastimar a otros o a sí mismos.
Enseñale a regular sus emociones. Es necesario tomar en cuenta que los niños aprenden más de los hechos que de las palabras, por lo que será más efectivo que el niño vea a sus padres o adultos importantes en su entorno regular sus emociones. Cuando los adultos les dicen que se vale estar enojados pero que esto no justifica gritar a las personas, aventar objetos o hacer berrinches y al mismo tiempo, ellos pierden el control de sus emociones cuando están molestos, los niños reciben mensajes confusos y entonces aprenden que cuando no saben qué hacer con sus emociones es valido actuar de esa forma, por el contrario, si los adultos buscan tranquilizarse antes de actuar, los hijos aprenderán a hacerlo también. Para ampliar este tema puedes consultar el artículo “¿Cómo enseñarle control emocional a mi hijo? ”.
Establece rutinas, reglas y consecuencias. La incertidumbre provoca angustia e inestabilidad emocional y conductual. Cuando los niños tienen una idea clara de lo que se espera de ellos y de las consecuencias que tendrán de no cumplir con las reglas establecidas se sienten más tranquilos, lo que facilita el control emocional y conductual, además, si tienen horarios establecidos será más fácil para ellos cumplir con sus responsabilidades, también es sumamente importante marcar una diferencia entre el afecto de los padres y las reglas, ya que con esto el niño aprenderá cuáles conductas necesita cambiar y qué emociones regular en lugar de aprender que algo está mal en él. Para más información de este tema consulta el artículo anterior “Diferenciación entre reglas y afecto: el mejor regalo para nuestros niños”.
Reconoce los logros, las cualidades y los aciertos. Esto ayudará a que tu hijo fortalezca la imagen que tiene de sí mismo, percibiéndose como un ser amado, valioso y confiable. Por el contrario, si en lugar de enfocarnos en los aspectos positivos nos enfocamos solo en los negativos, el niño tendrá una percepción pobre de sí mismo, lo que puede ocasionar que se sienta poco valioso, amado y confiable, mismo que provoca problemas de autoestima, regulación emocional y de establecimiento relaciones interpersonales saludables.
Demuestra el afecto con hechos: Para fortalecer el vínculo afectivo con tu hijo es sumamente importante demostrar el afecto con palabras de cariño, pero también con cuidados; reconociendo sus cualidades, validando sus emociones, estableciendo límites claros y en estado tranquilo, así como dedicando tiempo de calidad que incluya desde participar juntos en las tareas del hogar y la escuela, hasta dedicar un tiempo específico para el juego o la recreación.
Dedica tiempo para ti. Es importante también que los padres organicen sus tiempos para poder realizar sus propias actividades individuales o de pareja para tener momentos de recreación y/o descanso, ya que así contribuirán a su propia salud emocional, lo que ayudará a una mejor movilización de la energía y facilitará la realización de las recomendaciones anteriores.