Desde pequeña he escuchado que el amor es lo más bello que existe en el mundo y estoy totalmente de acuerdo con esto. El amor es uno de los conceptos más abstractos que existen, creo que esta es una de las razones por las cuáles la humanidad se ha afanado en definirlo y entenderlo. Filósofos, poetas, escritores, cantantes, psicólogos, instituciones y amantes han hecho miles de aportaciones a este propósito, sin embargo, en este artículo pretendo compartirles mi idea sobre el amor, el amor romántico.
Antes creía que el amor romántico era un sentimiento arrebatador e intenso que llenaba absolutamente todo, pensaba que cuando lo encontrara sería lo más importante de mi vida, que estaría en un estado permanente de éxtasis o alegría, después comprendí que lo estaba confundiéndolo con el enamoramiento. En mi artículo “Diferencia entre enamoramiento y amor” se describen tanto los peligros de esta confusión como las claves para disiparla y las ventajas de hacerlo.
Ahora sé que el enamoramiento es una emoción. Las emociones tienden a llegar bruscamente y a ser muy intensas, necesitan un estímulo para aparecer, tienen reacciones orgánicas y desaparecen rápidamente si no hay estímulos, por lo que son estados afectivos pasajeros, sin embargo, el amor implica un sentimiento, los sentimientos a diferencia de las emociones son estados afectivos de carácter duradero, ya que no necesitan de un estímulo para aparecer, se presentan con moderada intensidad y no bruscamente, no producen cambios fisiológicos tan dramáticos y nos acompañan a lo largo de la vida.
Entonces aún cuando el amor implica sentimientos, considero que no es un sentimiento sino una decisión. Una de las cualidades más importantes que tenemos como humanidad es nuestra capacidad para elegir y hacerlo, implica responsabilidad. Explicaré esta decisión desde la etapa del enamoramiento. Recordemos que el enamoramiento trae consigo un delicioso coctel de hormonas que nos hace ver todo color de rosa y querer estar siempre con la otra persona, sin embargo, cuando los efectos de este coctel comienzan a desaparecer podemos ver con más claridad aquellos detalles que no nos agradan tanto de la pareja y se pueden comenzar a evidenciar las diferencias, lo que genera los primeros desencuentros o conflictos, es en este punto donde se presenta la primera decisión: alejarse de inmediato porque ya no se siente lo mismo que antes y buscar otro enamoramiento o continuar conociendo a la persona para poder valorar cualidades, compatibilidad, forma de comunicarse y de tratarse, proyectos de vida y otros factores que permitan descubrir si realmente se quiere pasar a la siguiente etapa, el amor.
Cuando ya hemos decidido seguir tratando a la persona aún después de que este pasando la etapa del enamoramiento podemos decidir seguir nutriendo la relación, llegando a acuerdos, buscando una comunicación asertiva que nos permita expresar nuestros deseos, sentimientos y pensamientos en estado tranquilo, haciendo cosas lindas por nuestra pareja sin dejar de lado nuestras propias necesidades y cuidando tanto del ser amado como de nosotros mismos. Después de esto podemos comenzar a consolidar una relación en base al amor, sin embargo, esto no significa que hemos llegado a la meta final, como el amor es una decisión es necesario seguir eligiendo todos los días fortalecerlo. El enemigo más grande del amor es dar por sentado que si se ha logrado, se quedará intacto en el tiempo y durará para siempre solo con el deseo de que así sea, lo que es un error, pues es necesario elegir seguir amando.