Desde que era niña amé la historia de Aladín y la lámpara mágica, pues quién no quisiera tener en su poder un artefacto que le ayude a cumplir lo que su corazón desea. La idea de que nuestros deseos se hagan realidad es un anhelo natural de la humanidad. Tenemos muchas tradiciones y creencias que lo prueban: desde pedírselo a una estrella fugaz, el volar una pestaña o soplar una vela de cumpleaños, hasta pedir uno por cada uva que comemos doce minutos antes de las 12:00 para recibir el año nuevo. Pero ¿qué significa realmente un “deseo”? Para saberlo primero exploraremos el significado de esta palabra. La Real Academia Española dice que un deseo es aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo, o bien, anhelar que acontezca o deje de acontecer algún suceso. El problema con los deseos es que se perciben como anhelos o aspiraciones muy lejanas y difíciles de alcanzar, es quizá por esto que se suelen buscar atajos y formas mágicas o místicas para alcanzarlos.
Tener anhelos o deseos no es algo inadecuado, al contrario, nos permite, visualizar metas y objetivos, así como llenarnos de energía, positivismo y esperanza, sin embargo, cuando los dejamos solo en esta concepción se tienen menores posibilidades de realizarlos, pues no se trata solo de visualizar esas metas y objetivos sino de movilizar nuestra energía para alcanzar esos anhelos; y si realmente queremos hacerlo, entonces será necesario convertir todos nuestros “deseos” a “quieros”. El quiero implica responsabilidad, es decir, hacer algo para que las cosas sucedan, trazar un plan, poner fechas e incluso hacer una lista de pasos a seguir, tener disposición verdadera para lograr nuestras metas, para que las cosas realmente sucedan y para esto es importante tomar en cuenta que no hay atajos mágicos ni artefactos, es necesario tomar acción y comenzar a hacer cosas para que nuestros quieros se hagan realidad.
Comencemos a buscar aquello que queremos y convirtamos nuestros deseos en quieros… «Deseas ser feliz» o «Quieres ser feliz», si lo quieres comienza a pensar qué estás haciendo para lograrlo y si aún no haces nada, entonces ¿Qué puedes comenzar a hacer?