Cuando hablamos de divorcio nos referimos a la separación legal de la pareja, es una decisión que se toma por múltiples factores, algunos lo pueden considerar un fracaso, hay quien piensa que es una liberación y para otros significa un acto de valentía y honestidad con uno mismo y con la pareja. Sea cual sea la circunstancia por las que se toma como opción el divorcio implica un fuerte cambio que puede ser difícil para los involucrados. Una de las principales preocupaciones de los padres que toman este camino es el efecto que tendrá en los hijos, si para los integrantes de la pareja es una situación confusa, difícil y dolorosa para los hijos puede resultar una experiencia devastadora, sobre todo si no son ayudados en esta transición. Es por esto, que me gustaría brindar algunas herramientas tanto a padres que están por divorciarse como a quienes ya están divorciados o separados para ayudar a sus hijos a pasar por esta situación de la mejor manera posible.
Es importante considerar la edad.
En cualquier edad puede ser difícil pasar por esta circunstancia, sin embargo, los niños menores de 9 años suelen tener muy marcado un proceso llamado “Pensamiento mágico” lo que provoca que el niño piense que él es el causante de la mayoría de las cosas que suceden a su alrededor, es decir, tienen una mayor tendencia a culparse. Es sumamente importante en todas las edades, sobre todo en esta, dejar muy en claro que ellos no son responsables de esta decisión y que esta solo corresponde a la pareja.
Dar la noticia
Para dar la noticia del divorcio se recomienda hacerlo cuando ambos padres estén tranquilos, evitar hacer acusaciones el uno al otro o enterar a los hijos de todos los problemas o las causas que llevaron al divorcio. Basta explicar que los padres ya no son felices como pareja y que por eso han decidido separarse.
Certidumbre
Una de las mayores preocupaciones de los hijos suele ser la incertidumbre de lo que pasará a continuación, dónde vivirán, qué pasará con su escuela o sus amigos, el miedo a perder a uno de sus padres o a tener que elegir entre ellos. Es importante explicar a los hijos que es la pareja quien se divorciará y no ellos de sus padres, asegurarles que seguirán teniendo el amor y apoyo de ambos, solo que vivirán en casas separadas. Dar la mayor certidumbre posible sobre los cambios que vendrán. En caso de que los padres aún no hayan establecido acuerdos con respecto a las nuevas rutinas, explicar a los hijos que ellos platicarán y se pondrán de acuerdo; que en cuanto sepan cómo se organizarán se los harán saber.
Evitar que los hijos traten de ayudar a la reconciliación.
En ocasiones los hijos tratan de hacer todo porque sus padres cambien de parecer, incluso ofrecen ser intermediarios, mejorar calificaciones, portarse mejor, limpiar su cuarto, etc. En estos casos, es fundamental entender que los hijos no pueden, no deben y no les corresponde ayudar a resolver los problemas de los padres. Por lo que será necesario explicarles que esa decisión solo le corresponde a ellos y evitar aceptar estos tratos.
Evitar dar falsas esperanzas de reconciliación.
Los hijos suelen guardar la esperanza de que sus padres se reconcilien por lo que los papás necesitan ser muy cuidadosos y evitar alimentar esta esperanza. En el proceso de transición algunos padres siguen durmiendo juntos, agarrándose la mano o dándose muestras de afecto frente a los niños, todos los procesos de separación son distintos y algunos tardan más en establecer límites con la anterior pareja, sin embargo, es importante recordar que cuando hay límites difusos los hijos pueden confundirlo con una “reconciliación”, lo que causa confusión e incertidumbre, que, como ya se mencionó anteriormente, es una de las mayores angustias de los hijos. Es importante, tomar en cuenta que el contacto con tu ex puede ser necesario a la hora de hacer acuerdos con los horarios u otras cuestiones de los hijos, sin embargo, es necesario evitar confusiones y explicar a los niños que se han visto para platicar y hacer acuerdos o que se han dado la mano solo para despedirse. La congruencia entre lo que decimos y nuestros actos es fundamental en este punto.
Padres sanos emocionalmente.
Para finalizar, quiero exaltar la importancia de la salud emocional de los padres, este proceso puede llegar a causar mucho dolor en ambos o en alguno de los miembros de la expareja, como ya he mencionado en otros artículos cuando la emoción es muy fuerte puede nublar la razón, dejarnos llevar por la emoción puede impedirnos hacer lo que realmente queremos y llevar a muchos padres a herir emocionalmente a sus hijos, en esta situación lo más recomendable es buscar ayuda profesional para trabajar el duelo. Lo más difícil de este proceso para los hijos suele ser ver sufrir a sus padres o escucharlos culparse el uno al otro. Si los hijos ven a sus padres vivir este proceso de una forma saludable ellos aprenderán a hacerlo también.