Se aproxima el fin de año y junto con este se comienza a sentir el espíritu navideño, algunas casas se han iluminado con hermosas luces blancas, cálidas y coloridas. Ha sido un año diferente, lleno de retos y cambios, así como de situaciones difíciles y dolorosas. Nos hemos enfrentado a una pandemia, al confinamiento, a la angustia de presenciar la enfermedad, el sufrimiento y también a la pérdida. Sé que hay momentos en los que pareciera que todo es oscuro y triste, sin embargo, esas hermosas luces para mí representan esperanza, la confianza de que las cosas mejorarán, la fortaleza, resiliencia y empatía que hemos mostrado como humanidad.
En este momento de la historia creo que lo que más necesitamos es precisamente, esperanza, buscar la luz en la oscuridad. Tomarnos un momento para valorar aquello bueno que tenemos y que sí nos ha pasado, las habilidades y cualidades que hemos mostrado y puesto en práctica, incluso aquellas que no sabíamos que teníamos. Si ponemos atención podemos encontrar esta luz en muchos lugares, en los hogares que aún con toda esta situación han invertido su tiempo en decorar sus casas para regalar o regalarse un poco de alegría, en nuestra fe, en las palabras de aliento que hemos recibido desde nuestro nacimiento por parte de nuestros seres queridos, así como en los bellos momentos que hemos compartido, es decir, en todo el amor que hemos recibido y obsequiado.
Los invito a buscar la luz de la esperanza, a disfrutar los momentos de felicidad que la vida nos regala incluso en medio de esta pandemia, a valorar el tiempo con nuestra familia y amigos, aunque sea con sana distancia y utilizando cubrebocas, a hacer lo que esté en nuestras manos para ayudar al prójimo y aceptar cuando ya lo hemos hecho. Dios nos ha obsequiado herramientas como la resiliencia para permitirnos sanar emocionalmente de situaciones dolorosas, fortaleza para poder enfrentarlas y vivir sanamente las emociones que se desencadenen, empatía para comprender y sentir el dolor de los otros, lo que nos permite tanto acompañarlos como brindarles nuestro apoyo y esperanza que nos brinda fe y optimismo ante el porvenir.
Esto es lo que yo encuentro al observar las casas iluminadas, lo que siento cuando recibo un mensaje o una llamada de mi familia o amigos, cuando hago lo que me gusta, brindo ayuda, reconozco mis cualidades y logros, es también, lo que representan los recuerdos con las personas que he amado, las que siguen aquí y las que ya se han marchado. He encontrado la luz de la esperanza y deseo de todo corazón que ustedes también la encuentren, en los detalles que nos acompañan día a día, aquellos que se vuelven cotidianos y también en aquellos extraordinarios, los que no suceden a diario, pero cuando lo hacen nos sorprenden y llenan de energía. Deseo que Dios los bendiga e ilumine sus caminos para que puedan ver estas luces aún en la oscuridad.